jueves, 26 de marzo de 2009

Cosas de la vida

Se acabó el exilio fallero y vuelvo a la carga después de una semana en tierras de origen. Además de recargar las pilas, venía con las alforjas plenas de anécdotas y algún que otro chascarrillo que comentar. Material (junto con algúno de esos temas que llevan tiempo en la lista de espera) que, por supuesto, estaba destinado a este espacio y que tendrán que dormitar un poco más porque la actualidad es la que es y visto lo que he visto hoy, tenía muy claro cual iba a ser el tema del día...

Los hombres no sé porque diablos tenemos una pequeña vena artística que nos lleva desde pequeños a intentar reproducir, pintar, dibujar o como se le quiera llamar... nuestras partes nobles. Recuerdo muchas cosas de mi trienio de estudiante en los Salesianos de Sarriá (Colegio Santo Angel), en Barcelona, pero una de las que no podré olvidar es la de querer pintarrajear los libros de texto ajenos con multitud de 'pinganillos' (nada que ver con el artilugio que utilizan los presentadores y periodistas de TV) o como les llamaba el entonces director, conocido como 'Pallufo'... reproducciones de la Montaña de Montserrat. Veo que esa moda no sólo era patria sino que se extiende y se mantiene allende las fronteras y sino, contemplad la obra de arte de un chaval británico en el tejado de su casa y que durante más de un año se ha podido observar a través de 'Google Earth'... si es lo que digo, en el fondo, somos la 'polla'...


PD: Mañana sin falta la esperada crónica del considerado ya como 'partit del segle'

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