Se conocen popularmente como 'las gambas de los pobres' pero pobre de quien no pueda comerlas. Su precio es barato en los mercados y tradicionalmente han sido consideradas como morralla, su uso era simplemente dar más sabor a los guisos, caldos, arroces y demás platos marineros. Por si aún no lo habéis adivinado me refiero a las galeras, ese crustaceo entre blanquecino y ocre, de escasa pero muy apetitosa carne y que te puede dejar los labios hechos un Cristo si no dominas la forma de comerlas. Servidor y cia se las zamparon rellenas, como se puede ver en la foto superior y también como acompañamiento de unos fideos a banda posteriores a un caldo de pescado de roca con patatas y all-i-oli que quitaba el hipo y del cual no quedó nada, como atestigua la foto inferior.
Tales manjares fueron degustados el pasado sábado en el entrañable y famoso Joan Gatell (antes Can Gatell) de Cambrils antes de una jornada de relajación en las Termas Montbrió.
Todo formaba parte del disfrute de un pack regalo de Reyes con la salvedad que el fin de semana elegido para aprovecharlo coincidía (y no estaba hecho a propósito) con el de San Valentín (servidor no es devoto de esta comercial celebración), lo cual implicaba que el Spa parecía una concentración de romanticismo parejil sin parangón. Encima para rematar la faena la cena estaba adornada de los detalles típicos de la fecha, en fin, ustedes ya me entienden.
Pero almenos valió la pena y uno volvió relajadísimo y recordando, entre otras cosas las galeras que se comen y las que nos mantienen encadenados a la dura realidad del día a día. Amén.
1 comentario:
Hola Txemita, me alegra ver que disfrutas de los aires Valentinianos con tu amante esposa...
En mi kelly también adoramos las galeras...ibamos pá ricos pero nos quedamos a medio hacé.
Feliz pasado día de San Valentín.
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