En un mundo de cigarras yo sería siempre la hormiga, grande, pero hormiga. pues siendo aún un niño me fue inculcado el noble arte del ahorro. Cualidad o defecto que de hecho ya llevaba en la sangre, pues como sabéis o no, soy catalán por parte materna. Sea como sea, recuerdo mi primera hucha, de plástico semirígido, grande, simulando esas de barro que aún se encuentran por ahí. A ella le siguió un pollino de madera, figura procedente de una mona de Pascua que se desenroscaba por la mitad. Más adelante vino un Calimero, luego las clásicas latas con ranura superior que regalaban las entidades bancarias hasta que llegó la joya de la corona: un cerdito rojo (mis hermanos lo tenían en azul y naranja, creo recordar) que mi tío Enric (el del búnker) trajo en uno de sus viajes de Alemania. Era de plástico duro, de la Sparkasse de Freiburg y con cierre con llave, un auténtico lujo 'made in Deutschland' para un chaval como yo. Recuerdo esas tardes vaciando la/las huchas y haciendo montones de moneditas, ordenándolas por tamaños y valores para que luego mis padres ingresaran mis pequeños ahorrillos en esa libreta (ahora se llama cuenta corriente) que a todo hijo de vecino se le abría al poco de nacer. Así pasaron los años, me fui haciendo mayor y ese tío Gilito que llevo dentro también fue creciendo hasta llegar a nuestros días. Por supuesto, también existieron los típicos períodos adolescentes de asaltar la hucha para despilfarrar lo guardado pero la base, el ahorro, se mantuvo. Con el tiempo y la edad, las costumbres se modifican y vamos por ahí tirando de tarjeta (todos), especulando (algunos) y viviendo de la nostalgia (sólo unos pocos). Lo reconozco, pertenezco al último grupo. Hace unos años recuperé la hucha, una nueva, un cerdito, de cerámica, multicolor, con sus corazones... y en él, a diario y siguiendo el ejemplo del soci Pere, mi Sra y yo depositamos las menudencias sobrantes, las monedas de 20 céntimos y valores inferiores, y también todas aquellas de 50 cts y superiores no españolas. Pruébenlo, se lo recomiendo, si consiguen seguir la rutina sin saltársela y sin caer en la tentación del saqueo, se sorprenderán. En nuestro caso, el sábado tocó recuento, el cerdito regolfaba monedas y pesaba lo suyo. Lástima que en esta ocasión, el fruto de nuestro ahorro no pudo destinarse ni a viajes ni a soparots... Una vez colocadas las monedas en sus 'blisters' (así se llaman los cartuchos - somos profesionales, que os pensábais) han servido... para pagar un nuevo lavavajillas.
Zeta Hiroshima
Hace 4 años
4 comentarios:
Pues yo no ahorro una mierda........ ultiammente me lo gasto todo...y no se ni como lo hago....en fin serafin....a pasa rbuen día catalino¡¡¡¡ ;-)
Jose
Yo tambien tenia una cuenta en la Caixa,desde k naci¿k sera de ella? no recuerdo haberla cancelado. Tambien estoy "apuntado" a santalucia desde k naci.La Caixa y Santalucia,ten padres para esto,menos mal k no me hicieron del Barça
Siempre pasa igual, cuando tienes algun pequeño remanente que se pueda invertir en ocio o deleite de uno mismo !!CRASH!! Electrodomestico estropeado, caldera que gotea, coche que chirria. Este Murphy no se puede decir que no sea organizado.
Gerar.
Yo no he podido ni sabido ahorrar durante mucho tiempo. Mi último intento ha sido siguiendo el ejemplo de una película mediana en la que vi como el protagonista gracias a que llenaba garrafas de cristal con el cambio de las pizzas, comida china, etc, pagaba un viaje al centro de la tierra. Yo, como me conformo con ir a la Polinesia, creia que lo tendria más facil hasta que caí en la cuenta que como muy poca comida de ese tipo y menos traida a casa. La alternativa ha sido guardar todas las monedas de dos euros que caigan en mi poder. No te preocupes, las vas a seguir viendo en circulación. Ya he tenido que hacer "matanza" del cerdito dos veces para poder llegar a fin de mes.
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