lunes, 29 de septiembre de 2008

La difícil aventura de ser padre en México

Forman un formidable trío (evítense las connotaciones sexuales) y al revés que los Dalton (que además eran 4), están ordenados de manera creciente. Me explico, me estoy refiriendo a los Daniel y quiero decir que Rosendo, el mayor, es el más bajo y Carlos, el júnior, el más alto. En el medio está, según Aristóteles la virtud, y en el caso que nos ocupa, mi brother (no de sangre) Quim. Este peasso hombre, a quien conocí en mis años de tunante, durante los cuales más que darle a la maldita guitarra le dábamos a la bendita birra, se encuentra estos días en México (siempre lindo y siempre querido) esperando la llegada de su segundo retoño que ya está de camino. El deseado feliz alumbramiento se espera para dentro de unos 10 días pero él ya está allí en Juarez, en compañía de los suyos, Lorena y Samuel. Para matar el tiempo ha decidido dar rienda suelta a una de sus aficiones escondidas, la escritura, abriendo un blog donde comparte su experiencia paterno-mex con todo aquel que quiera leerla



Servidor que ha compartido (menos mujer) casi de todo con él, incluyendo largas jornadas de gimnasio, mañanas de compras de discos, días de gorroneo en su apartamento primero y chalet después y que además contempló con los mismos ojos que ahora miran esta pantalla como era depilado en vivo (para quien no los sepa hablamos de un hombre a una mata de pelo pegada, excepto en la cabeza -por ello fue rebautizado entre los colegas como 'Bad Boy Osito Peludo Quim') por su madre y hermano, gilette en mano, en pleno comedor del piso familiar de Sant Joan Despí. Con los años mudo esta casa por el ya mencionado apartamento en Castefa y luego llegó la casita en El Vendrell donde después de varios desvaríos acabó aposentandose con una linda jovencita que se trajo de ultramar. La historia de amor acabó en casorio y hete aquí que se celebró en Durango (México) donde mi sacrosanta y yo tuvimos la oportunidad de compartir grandes días con la pareja y también de reventar el pinche cárter del carro alquilado durante una travesía por Chupaderos.




Fue un viaje de muchas anécdotas y miles de instantáneas. Conocimos Zacatecas, El espinazo del Diablo, escuchamos a los mariachis, compramos CD's piratas de narcocorridos, bandas y del gran José Alfredo, comimos menudo, tacos de lengua, nos enchilamos y a mí me tocó el honor de ser testigo, padrino y amenizador de una boda a la que fui transportado en la caja de una pick-up.

Recuerdo esos días con gran nostalgia y cariño, con las chelas en una mano y los tacos en otra, con la family de Lore. Por eso les deseo la mayor de las suertes, que regresen con el pequeño Joel y que me traigan unas chapitas y posavasos.... Os extrañamos, pendejos!!!!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo lo vivi contigo y corto te quedas en contar lo que comiste....y el taco de ojos!!...con razon empecé yo alli mis colicos biliares!. Lorena, Quim, Samuel, resto de family....mucha suerte y gran beso a Joel cuando llegue.
Cris

Anónimo dijo...

Yo no tengo problemas en confesar que me arrepiento de algunas cosas en mi vida...y hay cuatro que tengo clarísimas. Una de ellas es haberme perdido esa boda, tenia que haber hecho lo inconfesable para haberme ido con vosotros...¡aunque fuese atracar un banco!, Mexico no es mal sitio para huir (lo se por experiencia).

Buscandonosiempre68