Dicen que es la profesión más vieja del mundo y debe ser cierto porque de ella se habla ya en la Biblia y en la actualidad pervive y se multiplica (sólo hay que ver las denominadas 'páginas de contactos' de cualquier periódico). En mi condición de 'voyeur' siempre me ha fascinado ese universo de neones rojos, locales oscuros, barras acolchadas en cuero, humo de cigarro expelido por bocas femeninas, whisky de garrafón y música de Julio Iglesias. La vida y la curiosidad me han llevado a explorar varios de estos locales. De hecho debo ser una de esas personas que más los han frecuentado sin llegar a consumar (consumir siempre) en ellos. Mi estreno en este trabajo de investigación se produjo en el mítico y ya desaparecido N-II (llamado así por estar ubicado en la carretera del mismo nombre) de Sant Just Desvern (era el 'puticlub' más cercano a mi pueblo natal) con motivo de la primera despedida de mili de los amigos del poble. Actualmente mi doble condición de esposo y padre me han apartado de estos lugares de pecado y perversión pero no por ello dejo de fijarme en ellos cuando paso por delante de sus puertas. Cerca de mi casa, en Valencia, existían por lo menos 6 pero la crisis, la especulación y la competencia desleal de los grandes del sector están acabando con ellos.
A pesar de mi poca experiencia carnal en estos 'santuarios del amor de pago' y después de contrastar opiniones con algunos veteranos del uso y abuso de los mismos, sí me atrevo a dar unos consejos:
1) no es necesario ni conveniente comentar a la mujer, esposa, compañera, churri o similar que uno piensa ir o acaba de volver de uno de estos (para ellas) 'antros'.
2) Puestos a 'alternar', no pagues con la tarjeta de la suegra, cony, que aunque como vacilada está muy bien, al final todo se sabe. Es lo que le ha pasado a R.G.G, un santanderino de 20 años, que dilapidó la nada despreciable cifra de 1.950 euros en uno de estos clubes,
Para que no le pase a nadie cosas como estas, vuestros sabios consejos en forma de comentarios serán de agradecer para las jovenes (y no tan jóvenes) generaciones ávidas de sexo. Bona Nit!